Proceso de Verneuil

El rubí, siendo una de las cinco apreciadas gemas cardinales, ha sido un candidato ideal para la síntesis.

El químico parisino Auguste Verneuil colaboró con Fremy en el desarrollo del método, pero pronto pasó a desarrollar de forma independiente el proceso de fusión por llama, que con el tiempo llevaría su nombre.

Una gran capacidad de producción se desarrolló también en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuentes europeas fueron cortadas, y había una gran demanda de estas gemas por sus aplicaciones militares.

Para otras gemas más elaboradas, como los zafiros estrella, se agrega titanita (dióxido de titanio) y la bola se mantiene caliente durante más tiempo, permitiendo cristalizar las agujas de rutilo en su interior.

Por otra parte, se pueden utilizar como materia prima pequeños cristales naturales del producto deseado carentes de valor.

Las gotas poco a poco forman un aglomerado en forma de cono en la barra, cuya punta debe mantenerse suficientemente cerca del núcleo de la llama para que se mantenga líquida.

La bola crece con la forma de un cilindro cónico, con un diámetro que se va ampliando en función de la distancia a la base, y finalmente se mantiene más o menos constante.

Con un suministro constante de polvo y la retirada progresiva del soporte, se pueden obtener bolas muy largas.

El cristal se deja enfriar una vez retirado del horno, y la bola se divide a lo largo de su eje vertical para aliviar las tensiones internas, porque de lo contrario el cristal será propenso a la fractura durante el tallado.

Cuando describió inicialmente el proceso, Verneuil especificó una serie de condiciones fundamentales para obtener buenos resultados.

Un boceto del primer horno utilizado por Verneuil para la síntesis de rubíes con el proceso Verneuil.
Un diagrama simplificado del proceso de Verneuil
Una bola pequeña de rubí, todavía unida a la barra, producida por el proceso Verneuil