Pro-Ana

[4]​ Existen millones de comunidades virtuales donde los miembros entablan intercambios públicos sobre el tema, a diferencia de lo que ocurría en décadas anteriores, como expresan Brotsky y Giles, donde las discusiones sobre anorexia y bulimia no escapaban del consultorio médico y/o psiquiátrico.

Activistas a favor han publicado en sus sitios webs distintas fundamentaciones que justifican su proceder así como su conceptualización de percibir la anorexia como una opción socialmente aceptable y/o un estilo de vida alternativo.

[7]​ Otros integrantes de la comunidad, sin embargo, reconocen la anorexia nerviosa como enfermedad, pero han decidido no buscar ayuda ni tratamiento, reclamando su derecho al suicidio; en algunos casos, la Justicia ha intervenido ordenando, la hospitalización compulsiva dependiendo de la gravedad del caso.

[10]​ Las actividades llevadas a cabo por los usuarios son consideradas nocivas, e incluso criminales por las comunidades médicas y científicas debido al peligro que representan dichas prácticas hacia la vida.

Numerosas organizaciones, tales como The National Eating Disorders Association,[12]​ The Academy for Eating Disorders,[13]​ The National Association of Anorexia Nervosa and Associated Disorders, se han pronunciado abiertamente en contra de este movimiento, ya que consideran que estimulan y apoyan, falsamente, a potenciales adolescentes en riesgo, o a personas portadoras clínicas de algún cuadro alimentario.

Personas con padres sobreprotectores, inflexibles e ineficaces para resolver problemas tienden a desarrollar este trastorno.

[16]​ La imagen corporal ideal plasma, en sí misma, los valores, creencias y cánones estéticos que promueve cada sociedad; de tal manera, que las últimas décadas del siglo XX y el comienzo del siglo XXI se han caracterizado por un culto total al cuerpo.

Medina, en su estudio sobre sitios promotores Pro-Ana constató que las participantes de ese espacio virtual no exponen sus fotos personales, demostrando una admiración por la imagen del otro, implicando que niegan su propia imagen, considerándose imperfectas y fuera del ideal de belleza deseado.

[19]​ Estudios realizados en grupos de personas que padecen Bulimia y Anorexia han demostrado una fuerte relación entre la depresión y los trastornos alimentarios, dichos pacientes poseen historias de depresión previas al desencadenamiento del trastorno.

Es frecuente que muchos de ellos abandonen su estado depresivo solo normalizando la ingesta y alcanzando el peso corporal normal.

Este principio es, en sí mismo, inalcanzable; el peso se convierte en el área donde el sujeto va a poder ejercer el dominio exigido, apareciendo la culpa, la ansiedad, el miedo y la pérdida de control sobre la alimentación como efecto del fracaso en función del ideal no alcanzado.

Confianza y seguridad son los primeros damnificados en la carrera por el control del cuerpo ideal.

Además está más triste y desanimado, pierde interés por todo cuento le rodea.

Viene de las palabras "fat" (gordo) e "inspiration" (inspiración) y se refiere a las fotografías compartidas entre las personas pertenecientes a estos grupos de gente con sobrepeso u obesidad, o incluso gente con normopeso, pero que ellos consideran "demasiado grandes" para sus estándares.

En este caso, la palabra "gross" hace referencia a algo que se considera asqueroso.

Son imágenes, compartidas por redes sociales o internet, que muestran comida que resulta desagradable a la vista, con el fin de eliminar antojos, evitar atracones, o simplemente, quitar las ganas de comer.

En el campo de la anorexia se suele utilizar este método para esconder esta conducta de familiares o amigos: se meten la comida en la boca para hacer ver que comen y cuando nadie mira la escupen en una servilleta o en un vaso opaco.

Una modelo con cuerpo delgado.