Pro-Mia

[3]​ Los defensores de esta ideología no reconocen la bulimia como un desorden o enfermedad que merezca tratamiento.

[4]​ Los diarios personales, los videos, las canciones y manifiestos elaborados por las personas que participan de los foros florecen exponencialmente en la Red.

[7]​ Los grupos Pro-Mia utilizan varias herramientas para fomentar, motivar e incentivar a los usuarios a continuar trabajando en su Ideología, se destacan el uso de frases, poemas, blogs en web, y canciones de la cultura popular.

Aquella persona que padece anorexia, bulimia o cualquier otro trastorno de alimentación suele denominarse "princesa".

[9]​ Estos blogs muchas veces promueven las llamadas "carreras", en las cuales se presenta un tipo de "dieta" (generalmente basada en ayunos).

Se ejercen fuertes intereses socioeconómicos en el “culto al cuerpo”, bajo la imagen de dietas que trabajan como “vendedores de ilusiones”, en un mundo que propone pocas alternativas para una vida más plena.

Personas con padres sobreprotectores, inflexibles e ineficaces para resolver problemas tienden a desarrollar este trastorno.

La imagen corporal ideal plasma, en sí misma, los valores, creencias y cánones estéticos que promueve cada sociedad; de tal manera, que las últimas décadas del siglo XX y el comienzo del siglo XXI se han caracterizado por un culto total al cuerpo.

Los participantes consideran que todo el esfuerzo y sacrificio será, de alguna forma, recompensado.

Medina, en su estudio sobre sitios Pro-Ana constató que las participantes de ese espacio virtual no exponen sus fotos personales, demostrando una admiración por la imagen del otro, implicando que niegan su propia imagen, considerándose imperfectas y fuera del ideal de belleza deseado.

Estudios realizados en grupos de personas que padecen Bulimia y Anorexia han demostrado una fuerte relación entre la depresión y los trastornos alimentarios, dichos pacientes poseen historias de depresión previas al desencadenamiento del trastorno.

Es frecuente que muchos de ellos abandonen su estado depresivo solo normalizando la ingesta y alcanzando el peso corporal normal.

Este principio es, en sí mismo, inalcanzable; el peso se convierte en el área donde el sujeto va a poder ejercer el dominio exigido, apareciendo la culpa, la ansiedad, el miedo y la pérdida de control sobre la alimentación como efecto del fracaso en función del ideal no alcanzado.

Confianza y seguridad son los primeros damnificados en la carrera por el control del cuerpo ideal.