[4] Durante su detención Jean Pasqualini debió escribir a menudo autocríticas para confesar sus faltas y mostrar su adaptamiento al pensamiento de la ortodoxia comunista representada por el Partido comunista chino.
[5] Jean Pasqualini relata también cómo se desarrollaba la vida en los diferentes campos de trabajo por los que pasó (tanto urbanos como rurales), detallando el trabajo que se les pedía a los prisioneros y las sesiones colectivas de "estudio" (adoctrinamiento y autocrítica).
Durante su estancia en los campos, China afrontó episodios de hambruna que repercutieron especialmente en la cantidad de alimento que el gobierno chino proporcionaba a los prisioneros del laogai.
[7] Marie-Claire Bergère evoca igualmente que se trata de un testimonio capital.
Francis Deron, periodista de Le Monde, indica que Jean Pasqualini consiguió dar voz a los millones de chinos que padecieron el « goulag versión Mao ».