Originalmente diseñado, proyectado y titulado como "Hotel Miramar Estación de Invierno", por su dueño y promotor, el Sr. Conde de Casa Rojas (y Marqués del Bosch), fue concebido como un complejo urbanístico de amplias dimensiones (algún particular conserva los planos del proyecto original), situado frente a los antiguos manantiales termales que siempre hubo en la zona, presidido por el edificio central correspondiente al hotel (dotado de ruleta y del novedoso sistema inglés de saneamiento estanco o por WC), y rodeado de numerosas edificaciones y caminos que surcaban los parajes adyacentes, incluyendo, entre otros servicios, dos capillas católicas, una piscina navegable, una panadería, una granja, múltiples bancos, rotondas y otros elementos, la mayoría de los cuales fue borrado en el siglo XX.
La actividad hotelera decimonónica conoció una visita de SSMM los Reyes de España, y se divulgaba entre los posibles clientes mediante memoriales anuales que el Sr. Conde encargaba redactar a los diversos directores médicos que tuvo el Hotel (se conservan algunos ejemplares).
Originariamente, las propiedades de las aguas ya fueron descritas en crónicas romanas y musulmanas; en el siglo XV fueron concedidos salvoconductos a los moriscos.
Posteriormente, empezaría un conflicto entre la Administración Pública y la familia del Sr. Conde, a quien la Jurisdicción acabó reconociendo como legítimo propietario.
En 1865 empezó la construcción del “Hotel Miramar” y un nuevo balneario aprovechando las aguas termales de la zona.
Se dice que éstos servían de refugio para los altercados de la Guerra Civil y las posguerra, y que además, si se daba con el túnel correspondiente, se podía llegar hasta la localidad vecina de Campello, a la famosa cova del Llop.