Tuvo buen éxito tanto en Argentina como en el extranjero, con representaciones en Estados Unidos y en Europa.
[1] Potestad se considera una de las obras más significativas del teatro argentino, siendo estrechamente ligada al pasado violento vivido por los ciudadanos durante la dictadura.
[4] En este contexto, la guerra sucia emprendida por la Junta Militar contra los sujetos considerados subversivos llevó a la desaparición forzada de un número de personas que, todavía, no está claro.
Una nueva secta de hombres “normales” se dedicaba a raptar los hijos de militares caídos durante la represión, asesinando a los padres y cambiándoles la identidad original por otra.
[...] No sólo asesinaban o eran cómplices de asesinatos, sino que además justificaban los raptos con una nuova ética.
Por ello, Pavlovski define Potestad un “texto de actuación ̈:[8] la obra se desarrolla a partir de la acción dramática y esto, en alguna manera, influye en el guion, tanto que los movimientos y la corporeidad del protagonista adquieren un valor simbólico.
La separación de la niña hace que la vida de los padres se divida en un “antes” y un “después” del secuestro: Ana María cae en depresión, mientras que el hombre se desespera.
La figura de Tita aparece durante la narración del hombre, es una amiga y su papel es consolar al padre.