La distancia en línea recta entre el centro de la ciudad y el palacio no es muy grande, pero entre estas dos zonas había un obstáculo bastante escarpado, la contrada del Casciello, una colina donde se encontraba la iglesia de Santa Teresa degli Scalzi.
José I Bonaparte puso en marcha una nueva política de infraestructuras, iniciando las obras entre 1806 y 1807, y su sucesor Joaquín Murat completó la construcción de una nueva calle amplia que permitía un tránsito ágil, el Corso Napoleone.
[2] En particular, suponían un obstáculo los dos claustros, diseñados, al igual que todo el complejo, por Giuseppe Nuvolo.
El claustro mayor, rectangular, fue derribado, mientras que en el menor, con una particular forma oval, se construyeron dos pilares del puente.
[1][2] Una placa colocada en el año 2000 en el ascensor de la Sanità, que desde 1937 permite descender al barrio situado debajo del puente, recuerda este heroico gesto.