A pesar de no ser demasiado recordado actualmente, Polidoro es uno de los más productivos artistas del primer Manierismo, tanto en cantidad como en calidad, pudiendo competir con Giulio Romano, Perino del Vaga o Parmigianino.
Consiguió en sus obras una atmósfera determinada, a veces grandiosa, que le distancia del ornamentalismo en boga.
En esta última obra ya emerge brillantemente la personalidad artística de Polidoro.
La inspiración parece provenir, como señala Vasari, de las obras del mismo tipo que Baldassare Peruzzi había realizado durante la década anterior.
Al contrario, se apoya en referencias flamencas y germánicas presentes en Mesina, llegando incluso a los efectos caricaturescos en las figuras.
Son obras violentas y agrias, dónde rechaza la belleza clásica que aprendió en sus comienzos.