Cuando un electrón se mueve lentamente por el interior de un cristal puede producir una deformación en la red cristalina que lo rodea al interaccionar con los átomos próximos.
La presencia de polarones en cristales covalentes es mucho menor, dado que la interacción entre electrones y átomos neutros es mucho más débil, y por consiguiente son más difíciles de formar.
[1] Los polarones pueden concebirse como un electrón interactuando con una nube de fonones a la que arrastra en su movimiento.
Como consecuencia, la masa efectiva del electrón parece aumentar, reduciendo así su movilidad.
La polarización inducida seguirá la carga cuando ésta se mueva a través del medio.