Política contenciosa es el uso de técnicas disruptivas para generar cambios en políticas de gobierno o introducir nuevos elementos en las agendas públicas.
Ejemplos de estas técnicas son acciones como manifestaciones, huelgas, motines, actos de desobediencia civil, e incluso revoluciones o insurrecciones.
Los movimientos sociales a menudo se involucran en formas de política contenciosa.
El sociólogo histórico Charles Tilly define la política contenciosa como "interacciones en las que los actores hacen afirmaciones en nombre de un interés común, y los gobiernos aparecen como objetivos, iniciadores de reclamos, o terceras partes".
[1] La política contenciosa ha existido siempre, pero su forma varía con el tiempo y espacio.