Poción

[3]​Las razones para tomar pociones iban desde curar una enfermedad hasta asegurar la inmortalidad o tratar de inducir el amor.[6]​ Durante los siglos XVII y XIX, era común en Europa ver a vendedores ambulantes ofreciendo pociones para dolencias que iban desde el desamor hasta la peste.[7]​También se sabía que las prostitutas, cortesanas, hechiceras y parteras distribuían pociones.[10]​ En griego antiguo, la palabra para drogas y pociones era "pharmaka" o "pharmakon".[10]​ En las leyendas, las pociones mágicas son bebidas que sirven para curar, para hechizar, o para envenenar.
La poción de amor, de Evelyn De Morgan
Isolda con la poción de amor (1870), obra de Anthony Frederick Augustus Sandys