Calle de los Donados

Tanto en el plano de Teixeira (1656) y en el de Espinosa (1769), aparece con el primitivo nombre completo, es decir, calle de Santa Catalina de los Donados, por la fundación y capilla que llevaron ese nombre entre los siglos xv y xix, quedando renombrada con el rótulo abreviado en 1835.

[1]​ Se documentan «antecedentes de construcciones particulares desde 1650».

Allí tenía el funcionario real casa de campo y unas viñas, instalaciones que en 1460 se destinaron a asilo de ancianos bajo el patronato del prior de los Jerónimos y administrado por un monje del Buen Retiro, como rector de los ‘Donados de Santa Catalina’, título que recibían las personas allí recogidas.

[4]​ Describe Répide el monacal régimen al que estaban obligados los donados, que diariamente tenían que rezar a coro por el alma del fundador 33 responsos, e ir vestidos con sayón pardo, becas azules, anchos sobreros y bastones, siendo aún más curiosa la obligación de «lucir bucles empolvados» (coquetería –el empolvado del pelo– que Répide considera bastante inútil en ancianos de pelo blanco como los allí recogidos).

Cuenta Répide que con el tiempo se arrancaron las viñas –para congoja de algunos donados–, para ampliar las instalaciones del hospital que siglos después sería trasladado a Carabanchel.

Placa del callejero artístico del Madrid histórico.