Son acciones tendientes a formalizar la transformación de lo que era un pequeño poblado, en una pujante ciudad.
En el proyecto se adjuntaron datos y documentaciones exclusivas, cedidas por diferentes personalidades entrevistadas por Cappellano.
La planta se ordena según el modelo europeo mediante una composición geométrica de diagonales y perpendiculares definiendo ejes principales y secundarios que determinan, en su cruce, el sitio de más jerarquía.
Ya no pueden los vecinos caminar desordenadamente por cualquier lado, sino que la nueva plaza les ofrece senderos especialmente definidos para hacerlo, con bancos para el descanso y la contemplación de la vegetación, prolijamente destacada y protegida en los canteros.
La higiene estaba garantizada tanto por la reja que controlaba el acceso de los animales y de las “personas indeseables”, como por los pisos de baldosas que permitían caminar por lugares limpios y la pureza del aire quedaba asegurada por la vegetación que aportaba el proyecto paisajístico.
Sin duda la actividad desarrollada por los músicos poseía, en aquella época, una jerarquía merecedora de un lugar tan jerarquizado.
Estos nodos fueron posteriormente ocupados por los monumentos, elementos con mayor carga simbólica.
El fin del siglo XIX y durante casi todo el siglo XX fue un periodo en el que proliferaron los homenajes, la colocación de monumentos y placas recordatorias, los desfiles y las ceremonias La plaza, además de seguir cumpliendo con su rol histórico de lugar del encuentro cotidiano, se transformó en escenario especialmente diseñado para tales eventos.
Esta plaza no es ajena a esta circunstancia, por esa razón, hoy conviven en ella, un diseño formal del mediados del siglo XIX con la feria artesanal, la calesita, los juegos para chicos, los vendedores ambulantes, los mimos, los músicos, junto a nuevos bustos, placas recordatorias y demás signos de homenajes recientes.