Su historia se origina en la Pampa Salitrera, al amparo de la oficina José Francisco Vergara, ubicada a 180 km al noreste de Antofagasta, en el denominado Cantón El Toco.
Como todos los poblados que surgieron bajo la industria del salitre, esta oficina contaba con un epicentro cívico, social y recreativo: la plaza.
Aquella tenía forma rectangular y destacaba por su quiosco central, cuatro pergolas de sombra en cada una de las esquinas, catorce bandejas florales y ocho bandejones de arbustos y árboles.
Todas estas obras construidas sobre la base de madera, se remontan al origen del pueblo entre los años 1918 y 1919.
No obstante, parte de su complejo habitacional funcionó por décadas como espacio residencial del campamento de la oficina María Elena, la única salitrera que hasta hoy sigue funcionando.