La potestad política se centralizaba en Lima y fue legendaria su riqueza en metales preciosos desarrollándose, en particular, la platería.
Llegadas a Europa las primeras noticias de las riquezas encontradas en el Imperio inca, comenzaron a arribar conquistadores con el afán de buscar metales preciosos, encontrando algunas veces, dada la abundancia, filones por pura casualidad.
Se calcula en doscientos los yacimientos de plata ubicados en el territorio del Perú actual que eran explotados en la época virreinal.
Siendo Lima, la tres veces coronada ciudad, el centro del poder político y económico, se fue creando un boato, una magnificencia y una legendaria vida cortesana al mismo nivel que lo que sucedía en las opulentas monarquías europeas.
A todo lo largo de esta misma vía se levantaban arcos al estilo del Imperio romano, adornados con pinturas y esculturas.