Charles Darwin hizo los primeros acercamientos hacia el concepto de plasticidad cuestionándose en qué medida las especies pueden adaptarse a grandes cambios en las condiciones ambientales, sin embargo no llegó a la síntesis del concepto (Darwin 1881).
30 años después, Baldwin y Woltereck, entre otros, desarrollaron el concepto como adaptación a ambientes variables e iniciaron el campo de la plasticidad fenotípica en la biología (Schlichting & Pigliucci 1998).
Los primeros trabajos se desarrollaron en plantas, favorecidos por la amplia distribución altitudinal y geográfica de algunas especies, permitiendo a autores como Clausen et al.
Sin embargo los mecanismos que permiten establecer el valor adaptativo de la plasticidad permanecieron desconocidos hasta la formulación de la nueva síntesis evolutiva, principalmente hasta la consolidación del concepto de acomodación fenotípica en la publicación ‘Developmental Plasticity in Evolution’, libro en el cual West-Eberhard (2003) postula su hipótesis y argumentos para establecer los mecanismos intrínsecos que pueden establecer el camino evolutivo de un organismo desde una visión intermedia entre el internalismo y el externalismo evolutivo; la plasticidad fenotípica debe promover la diversificación entre poblaciones que viven en ambientes alternativos (West-Eberhard 2003).
Esta idea, sintetizada por Pigliucci (2007) propone una nueva síntesis de la teoría evolutiva donde factores ambientales y ontogénicos explican la biodiversidad actual (Figura 1).