Su paisaje se caracteriza por presentar grandes llanuras con batolitos graníticos.
Entre ellos se encuentra una inscripción[3] que recoge el nombre Lucio Julio Ibarra, lo que supone el más antiguo registro de este apellido, y arroja ciertas dudas sobre la época de la formación del artículo en euskera.
Tras el periodo islámico, con algunos rastros en el municipio, perteneció a las tierras de Trujillo hasta que en el siglo XVI d. Juan de Vargas y Camargo compró el término pasando a ser señorío, hecho atestiguado por el rollo que se levanta en su plaza.
En el siglo XVII pasa a la familia de Tapia y en el siglo XVIII forma parte del patrimonio del conde de Canilleros.
[15] Construcción (siglos XV, XVII) formada por una nave rectangular con la capilla mayor dirigida a levante.