Por contrato, se le pidió una observación de gran precisión y una reproducción muy fiel; incluso tenía un mandato de visita que le autorizaba para entrar en hoteles, mansiones y jardines.
El cartógrafo tenía, contractualmente, que representar en alzado las iglesias, edificios, fuentes, plazas y monumentos públicos.
Bretez trabajó en ello durante dos años (1734-1736)[1] y percibió 10 000 libras por esta tarea.
Sin embargo, Bretez creó un plano en completo desacuerdo con esta tendencia secular, optando por el sistema de la perspectiva caballera, sin punto de vista o punto de distancia: dos edificios del mismo tamaño están representados por dos dibujos del mismo tamaño, sea que esos edificios estén cerca o lejos.
Coquart acabó su trabajo en abril de 1738 y Lucas completó solo el grabado del plano.