[3] Sin embargo, diversidad biológica es un concepto ambiguo, multifacético y dinámico que incluye las formas de vida a diferentes escalas tanto temporales como espaciales.
[4] Es por esto que, para ser eficaz, la planificación para la conservación debe lidiar con dos tipos de cambios: en primer lugar, la biodiversidad no es estática en el tiempo o el espacio, sino es generada y mantenida por procesos naturales y, en segundo lugar, los humanos están alterando el planeta de diversas maneras a tasas cada vez más aceleradas.
[1] Así, la planificación de la conservación debe tener dos ejes centrales: la variación en las amenazas a la biodiversidad (y las respuestas a éstas), que se pueden medir como la vulnerabilidad,[5] y la desigual distribución de la biodiversidad que puede medirse como la irremplazabilidad.
[7] Históricamente, la conservación de la diversidad, fue interpretada en solo tres niveles jerárquicos: genes, especies y ecosistemas.
[9] Por esto, los científicos han planteado la necesidad de priorizar espacios para la conservación: cómo sacar el mayor rendimiento con el menor costo posible.
En contraste con el reino terrestre, los datos sobre la distribución y el estado de las especies acuáticas, están comenzando a ser sintetizado en una escala global.
2000[11] es uno de los artículos más citados y el uso del término “hotspots” ha crecido exponencialmente en los últimos años.
El ignorar estos puntos (“Coldspots”) puede conducir a grandes e importantes pérdidas ecológicas y servicios ecosistémicos.
Así, la planificación debe ser parte de políticas sociales que reconozcan y atiendan estos intereses.
Los llamados subrogados estimados, pretenden representar a los subrogados verdaderos, es decir, son aquellos paramentos que no podemos estimar de manera directa en el campo pero que nos permiten inferir la diversidad biológica, como, por ejemplo, parámetros ambientales o grupos de especies.
Evaluar la viabilidad del plan de conservación en un análisis multicriterio donde se contemple los recursos disponibles.
Por último, es importante, evaluar el sistema periódicamente con el fin de mejorar, modificar y reestructurar el plan propuesto.
Esto es especialmente relevante, en aquellos paisajes vulnerables al impacto humano o donde la integridad ecológica se encuentra fuera de su estado óptimo.
[28] Por otro lado, en los últimos años, la planificación para la conservación se ha centrado en las grandes regiones o en niveles de organización superior al de especie, estos enfoques podrían ser insuficientes para aquellos grupos que son pocos conocidos o restringidos en su distribución.
[31] Los jaguares están protegidos por la legislación nacional en Argentina, Brasil, Colombia, Guayana Francesa, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Surinam, Uruguay, Belice, EE.
Sin embargo, su caza es legal por considerarse animales problemáticos en Brasil, Costa Rica, Guatemala, México y Perú.
Además, en el año 2012, la organización no gubernamental “Panthera” impulsó un proyecto que busca consolidar un corredor biológico desde México hasta Argentina.
El Protected Planet Report 2012 (Informe Planeta Protegido 2012) muestra que las zonas protegidas están creciendo respecto a la cantidad y superficie de la Tierra cubierta, que actualmente incluye el 12,7% de área terrestre del mundo y el 1,6% del área oceánica mundial.
Este organismo ha presentado sucesivas categorizaciones que sirvieron como base para las reglamentaciones adoptadas por muchos países.
Aunque las categorías no suponen una jerarquía, reflejan el grado de actividad humana aceptable en cada caso.
[34] Así mismo, se ha cuestionado que las áreas protegidas no logran incorporar procesos a gran escala y de larga duración, así las áreas naturales parecerían ser zonas estáticas, donde las dinámicas ecosistémicas se encuentran “rígidas”.
[4] Otra gran crítica es la permanencia de las áreas naturales, estas zonas no son ajenas de los disturbios que suceden en su entorno próximo y lejano, ya sea por los pobladores locales, la población urbana y la contaminación industrial, etc.[33] El historiador Morris Berman en su libro Cuerpo y espíritu (1992) afirma “Los zoológicos dan la falsa impresión de que las especies pueden ser salvadas, aunque las silvestres sean destruidas”.
Durante el último siglo, los esfuerzos conservacionistas, tanto institucionales, monetarios y científicos se han centrado en idear estrategias que permitan la máxima conservación de la biodiversidad.
En particular, para los peces sierra (familia Pristidae) los objetivos de protección no se han cumplido.
[38] Como ya se comentó anteriormente, las áreas protegidas no son suficientes para la conservación de la biodiversidad.
En las últimas tres décadas se han diseñado y desarrollado varios modelos computarizados para apoyar la identificación de grandes áreas prioritarias para la conservación.
[40] Las ecorregiones son cada vez más aceptadas como unidades geográficas útiles para la planificación de conservación, pero hasta hoy las prioridades ecorregionales no han sido formalmente evaluadas.
Los objetivos principales de este cambio ha sido representar eficientemente la biodiversidad en su conjunto, incluyendo las especies y los procesos.
Esto demuestra claramente que, un enfoque basado solo en el ecosistema, no sería suficiente para proteger a las especies amenazadas, al menos en Australia.
[42] La conservación de la diversidad biológica debe centrarse, no solo en los patrones, sino en los procesos ecológicos.