Algunos años después, HAFDASA contrató dos ingenieros, al francés Rorice Rigaud y a Carlos Ballester-Molina, un pariente de los fundadores.
Su calidad es excelente, ya que varios ejemplares vendidos en el mercado de armas sobrantes han tenido un gran uso, pero muestran poco desgaste interno.
Otro especialista, Alejandro Gherovici, desmintió la leyenda diciendo que el acero fue probablemente suministrado por Estados Unidos bajo la Ley de Préstamo y Arriendo.
Se produjo una versión de la Ballester-Molina que empleaba el cartucho .22 Long Rifle para entrenamiento.
Esta versión es exteriormente idéntica a la Ballester-Molina estándar, excepto por los marcajes de la corredera que indican su calibre.
La Ballester-Molina .22 también tuvo una versión con alza regulable y otra igual con cañón alargado, ambas denominadas «Modelo Campeón».