Pimiango

Los supervivientes, mujeres en mayor número, hicieron la promesa de no volver a pescar en la mar.Era un hermoso día de sol, con una gran bonanza en el mar, que aprovecharon estos pescadores para aprovisionarse.Y salieron al mar muy optimistas esperando llevar a cabo una pesca sonada.Nada hacía presagiar el brusco cambio de la mar que, en unos momentos, cambió radicalmente, revolviéndose una galerna, una borrasca temible.Los supervivientes, ancianos, mujeres y niños, hicieron juramento solemne de no volver a pescar más.Sabemos también que en aquellos tiempos (últimos años del siglo XVI) ya funcionaba la famosa artesanía de los zapateros de Noreña, con gran desarrollo, trabajando en sus propias viviendas donde pasaban en total de dos centenares los varones que trabajaban en este oficio, siendo las mujeres las que transportaban a los mercados y vendían los artículos fabricados.[20]​ Estos zapateros idearon un argot propio, denominado mansolea, para poder comunicarse sin ser entendidos por los extraños.[31]​[32]​[33]​ José Ramón González Fernández (1912-1995) fue un maestro nacional destinado en Pimiango que escribió un himno dedicado al equipo local de fútbol, himno que ha sido adoptado en la actualidad como símbolo representativo de la localidad, cantándose habitualmente en las celebraciones.