Se dice que se basó en el uso que los habitantes de la zona del mar Caspio daban a los gases que emanaban de las primeras explotaciones petrolíferas de la zona.
Su intención era producir gas de madera industrialmente y distribuirlo por la ciudad mediante canalizaciones para conseguir alumbrado público.
El gas que producía era bastante deficiente, ya que además de hidrógeno contenía metano y monóxido de carbono, produciendo mal olor en la combustión.
Tal vez por esto sus demostraciones no llamaron mucho la atención en Francia, aunque si lo hizo en Inglaterra, donde usaban lámparas de aceite de pescado para la iluminación, con peor olor.
Puso en marcha pequeños sistemas domésticos de alumbrado y calefacción que le hicieron popular.