[1] El abad Philippe Desportes, poeta de renombre y éxito durante los reinados de Carlos IX y Enrique III, gozó desde joven de beneficios eclesiásticos importantes.
Enrique III lo convirtió en poeta oficial, por encima de Ronsard.
Se dice que ganó dinero con la poesía como ningún otro poeta lo había hecho antes.
Claude Garnier, en su Musa desafortunada, y Colletet, dicen que Carlos IX dio ochocientos escudos de oro a Desportes, por el poemilla de Rodomont y Enrique III diez mil escudos de plata, por elaborar unos pocos sonetos.
El abad Desportes fue tío del también poeta Mathurin Régnier.