Conectando con el anterior periódico El Manchego, editado en 1913, pretendemos ayudar a la recogida, potenciación y divulgación de nuestra historia, costumbres y tradiciones que constituyen nuestras señas de identidad.
Esto, claro está, enmarcado en el contexto regional, La Mancha, y nacional, España, aportando un esfuerzo en la resolución de los problemas que de todo orden surgen en la vida diaria.
Estos objetivos solamente se podrán alcanzar si existe una participación generosa del pueblo de Tarazona, tanto en colaboraciones y sugerencias, ya que el Colectivo Tempero es un grupo abierto, como en la compra y suscripción de ejemplares.
Fue la parte más humana del periódico pues con ellas hemos conocido las vivencias y sentimientos de quienes han sido protagonistas número a número del periódico Valdemembra: Tarazona de la Mancha Francisco B. Luján describe, en los números 0 y 1, cómo era Tarazona de la Mancha a finales del siglo XIII, haciendo referencia a la concesión del título de villa en 1553 por Carlos V.
Aparecen datos sobre tradiciones, hechos históricos más destacados, monumentos, número de vecinos, tipos de cultivos, enfermedades más comunes, personajes que destacaron en alguna actividad, etc.
El medio peso con que contribuyeron los vecinos por esta gracia (en el siglo XVI) no ha sido una mala inversión.
Intentamos verla accediendo a ella a través de las cinco calles que desembocan en la Plaza por sus respectivos arcos de piedra que la hacía totalmente cerrada al incluir en el conjunto los añorados Pretiles.
Un capote, una "gavilla" de picantes, la estufa con "azufre" o "goma" "perfumeando el ambiente".
Es un caso claro de la necesidad que los jóvenes tienen de transgredir el orden social establecido y ya no les interesa el letrero en sí, lo importante es que los "vigilantes" los persigan durante toda la noche, y si no es así la cosa ya no tiene gracia, (Miguel Lucas, n.º 4).
San Antón Desde muy pequeños, nuestros padres nos llevaban en la tarde del 17 de enero (ya que por la mañana lo hacían los animales) a "dar vueltas a San Antón".
La devoción al Cristo está muy arraigada y casi siempre relacionada con la agricultura, con los fenómenos meteorológicos, siendo muy nombrado en el pueblo una vez que se sacó al Santo para que lloviera y todos recuerdan cómo antes de terminar empezó a llover a cántaros.