Pedro de Écija

Se trasladó a la cercana Córdoba junto a Walabonso que era paisano de Pedro, para instruirse en las enseñanzas del abad Frugelo.

Se retiró al célebre monasterio de Tábanos en unión de sus compañeros Habencio, Jeremías, Sabiniano, Walabonso y Wistremundo.

Tras conocer la muerte de Isaac y Sancho, bajó junto a sus cinco compañeros para que reconociera su culpa y pidiera perdón, reconociendo los cuatro su verdadera fe desde el primer momento; esto hizo enfadar al cadí que mandó su detención y su castigo.

Pedro fue el primero en morir, siendo colgado su cuerpo junto al de sus compañeros.

Cinco días más tarde los árabes descolgaron sus cuerpos, junto a los de Isaac y Sancho y los arrojaron al río.