La petición inicial para su explotación durante veinte años, solo se le concedería para siete.
[2] La venta de nieve a lo largo del siglo XVII fue debidamente reglamentada.
Los pozos se encontraban en lo que luego sería la glorieta de Bilbao.
[3][4] También mandó construir otro pozo en Alcalá de Henares, en los Barrancos (orilla izquierda del río Henares); construcción que se mantuvo, aunque ya sin uso, hasta mediados del siglo XX.
En 1648, Francisco de Quevedo recordaba al empresario en estos versos:[5]