Pedro Serrano

[1]​ Finalmente, de los dos náufragos, tan sólo Pedro Serrano llegó a ser rescatado en 1534, ocho años después del naufragio.

Pedro Serrano y su nuevo acompañante quedaron totalmente aislados, en la más profunda soledad durante los cinco años siguientes.

Ni siquiera llegó a divisar tierra firme después de ser rescatado.

La suerte fue muy distinta para Pedro Serrano, quien consiguió regresar a España para comenzar una nueva vida que le dio fama y dinero y le convirtió en un personaje famoso no solo en la Corte Española, sino también en el resto de Europa, debido a los muchos viajes que hizo para narrar sus peripecias en las reuniones de la alta sociedad.

Antes de fallecer, Pedro Serrano dejó constancia de las penalidades sufridas en la compañía del otro náufrago en unos documentos que muestran al leerlos la angustia y el sufrimiento interminables, producto del abandono más absoluto a su suerte.

Pedro Serrano salió a nado a aquella isla desierta que antes de él no tenía nombre, la cual, como él decía, tenía dos leguas en contorno; casi lo mismo dice la carta de marear, porque pinta tres islas muy pequeñas, con muchos bajíos a la redonda, y la misma figura le da a la que llaman Serranilla, que son cinco isletas pequeñas con muchos más bajíos que la Serrana, y en todo aquel paraje los hay, por lo cual huyen los navíos de ellos, por caer en peligro.

Así pasó la primera noche llorando su desventura, tan afligido como se puede imaginar que estaría un hombre puesto en tal extremo.

En las conchas recogió mucha agua, porque algunas había que cabían a dos arrobas y de allí abajo.

El sol, con su gran calor, le fatigaba mucho, porque ni tenía ropa con que defenderse ni había sombra a que ponerse; cuando se veía muy fatigado se entraba en el agua para cubrirse con ella.

Así los llevaron al navío, donde admiraron a cuantos los vieron y oyeron sus trabajos pasados.

Pedro Serrano llegó acá y pasó a Alemania, donde el Emperador estaba entonces: llevó su pelaje como lo traía, para que fuese prueba de su naufragio y de lo que en él había pasado.

[cita requerida] Emilio Salgari, en su libro La Capitana del Yucatán, también recoge las peripecias de Pedro Serrano, al que describe como un valiente marinero cuya historia se remonta a mediados del siglo XVI.