Pedro Romero (artesano)

Hasta ahora es el artesano más importante en la historiografía relativa a la participación de los grupos subalternos en los procesos independentistas del Caribe hispánico en el tránsito entre los siglos XVIII y XIX;[1]​[2]​ Sin embargo, su vida ha permanecido en una especie de nebulosa, presentándose para las especulaciones.

La tradición oral y la historiografía basada en una precaria información de archivos se basa en un escrito de Antonio Nariño en su periódico La Bagatela, donde lo llamó "el célebre matancero", y por eso han concluido que era cubano.

En la web de Familysearch se registran a 56.312 personas con ese apellidos.

Con estos escasos datos no es posible establecer una relación de ninguna naturaleza entre quienes llevaron este apellido en la ciudad y Pedro Romero Porras.

6) En la documentación que presentó él mismo se reconoció como natural de Cartagena.

Si a Pedro Romero, al igual que a otros artesanos (Pedro Medrano, Nicolás Delfín, Valentín Gutiérrez, Ramón Viana, Cecilio Rojas) que también fueron dirigentes populares los desproveemos del reconocimiento que devenía de sus oficios y estilos de vida, se pierden entre la multitud.

[14]​ Un conjunto de circunstancias determinó la fama pública alcanzada por Pedro Romero.

En ese contexto el pleito profundizó varios conflictos entre los que resaltan: 1) los procedimientos judiciales empleados por los alcaldes enfrentaron a sectores del poder, propiciando una situación explosiva por los enfrentamientos de las jurisdicciones ordinarias y militares en torno al fuero militar de los milicianos.

Aunque el proceso judicial no lo diga pues solo recoge las voces de los alcaldes, del gobernador, de los procuradores y del propietario de las accesorias, entre líneas se puede entender que Pedro Romero resistió en forma no violenta, quizá solo argumentando sus derechos, lo que le valió la cárcel durante 19 días, debido a que el alcalde Francisco García del Fierro lo declaró en desacato.

Pocos años después, desde 1786, Pedro Romero ya era el contratista del apostadero y se encargaba de producir todo lo relacionado con la herrería, fundición, cerrajería y armería.

Para finales del siglo XVIII ya gozaba de reconocimiento social en la ciudad.

Tras el asedio de Cartagena (1815), Romero y su familia viajaron hacia Haití.

Dos meses después de haber partido Cartagena, la embarcación que los trasportaba arribó a Los Cayos (Haití).

En el solar donde estuvo ubicado su taller aún se conserva una placa de mármol colocada en 1910.

Una artería de tránsito de la ciudad lleva su nombre y una medalla que se concede anualmente a personas que sobresalgan por espíritu cívico, también lleva su nombre.

Con algunos familiares como Andrés Romero, Esteban José Romero y con su cuñado Juan Esteban Domínguez, quienes trabajaban en su taller, realizaba compra de materias primas y de materiales que desechaba el Arsenal.

Era una casa baja que transformó en dos plantas, con balcones y ventanales hacia la bahía.

Según información dada por su hijos Mauricio José Romero Domínguez, para 1815 su familia era propietaria de 34 locales comerciales situados en el portal del Puente (actual paseo de los Mártires.

Había estudiado estas disciplinas en el Colegio Seminario Conciliar de San Carlos Borromeo, sin poder titularse debido a que esa institución no estaba habilitada para conferir grados profesionales.

Documento escrito por Pedro Romero en 1810 en el que afirma que era natural de Cartagena de Indias
Casa de Pedro Romero.
Campana fundida por Pedro Romero en 1804.
Otra imagen de la casa de Pedro Romero a la entrada de la Calle Larga
Firmas de algunos miembros de la familia de Pedro Romero.