Por su testamento, fechado en 1435, sabemos que legó al monasterio de Montefaro una finca denominada dos Queimados.
También había establecido unas fundaciones con varios cargos piadosos en el monasterio de Monfero, donde sería enterrado.
Estos hechos sirvieron para que el conocido escritor Francisco Tettamancy publicara en Lugo en 1903 una leyenda en verso con el título de este personaje.
Tratando de que su viaje no fuera estéril, solicitó la presencia de un escribano y un notario para que recogieran por escrito sus protestas y demandas.
Esta protesta debió surtir algún efecto ya que Pedro Fernández de Andrade no fue confirmado en el señorío de las tierras ferrolanas, aunque sus descendientes lo recuperarían.