Pedro Albéniz

Fue considerado por sus veladas músico-literarias junto a las plumas más brillantes del país, como el también riojano Manuel Bretón de los Herreros, célebres en Madrid.

En la capital francesa entabló una gran amistad con Rossini, de quien recibió grandes consejos musicales.

Estas ocupaciones le impedirían continuar con su prometedora carrera como concertista, pero sí el ser recordado, sobre todo, por su método de piano vigente en el conservatorio madrileño durante medio siglo.

[1]​ Como era de costumbre en el siglo XIX, las fantasías operísticas eran un reto para los pianistas.

Bellini, Rossini o Donzzetti gozaban de innumerables transcripciones, variaciones y fantasías para teclado.