Es el texto legal más antiguo aún en vigor en Bélgica, estado al que el principado fue integrado en 1830.
Juan de Hornes le otorgó rango de ley ratificándolo el 28 de abril del mismo año[2] en la abadía de Santiago (Lieja), la cual dio nombre al tratado.
El acuerdo coordina todos los derechos, leyes y costumbres del principado, lo que contribuyó a la seguridad jurídica de la población y el florecimiento de la industria y de las artes.
Se tratan temas tan diferentes como la fiscalidad, las libertades de los ciudadanos, la organización del gobierno de los feudos y de los señoríos, el transporte en el río Mosa, las servidumbres de desagüe, la explotación del carbón y la basura,[3] entre otros.
Unas disposiciones de este tratado concernientes al desagüe aún están en vigor en Bélgica, y por eso la corte constitucional lo considera como el texto legal más antiguo del reino.