Paul Marcinkus

[1]​ Su estatura y su complexión fuerte le valió el sobrenombre de el Papón,[1]​ y le permitió en 1964 trabajar como "guardaespaldas" del papa Pablo VI.

Su misión principal era sanear las maltrechas finanzas de la Iglesia, que tras el Concilio Vaticano II se encontraban en números rojos.

Diversificó, por ejemplo, las inversiones internacionales de la Iglesia, colocando dinero en Estados Unidos, Canadá, Suiza, e incluso en la República Federal Alemana.

Su reputación fue dañada severamente por las acusaciones de Michele Sindona, que lo vinculaba al colapso en 1982 del Banco Ambrosiano.

Murió en Sun City, Arizona, a los 84 años, de causas no precisadas.