Pascual Abaj

[2]​ El dios Pascual Abaj también es conocido con el nombre de Juiup Takaj (Huyup Tak’ah: ‘plano en la colina’),[3]​ y Turk’a, que podría significar ‘desatarse’, y por lo tanto la piedra es considerada una diosa de la fecundidad.

Los quichés consiguieron retirarlo del templo antes de que los conquistadores españoles lo hallaran y lo destruyeran.

[8]​ En la cima del cerro Turcaj ―que es más bien una colina― los chamanes (sacerdotes mayas) celebran ceremonias en honor al dios indígena Pascual Abaj.

[1]​ Los peticionantes (clientes) comisionan a un chamán para que interceda ante Abaj con el fin de recuperar la salud perdida, obtener alguna mejora en el trabajo o los favores de un amor esquivo.

[...] hace algún tiempo que existen enfrentamientos entre los tradicionalistas y un grupo de nuestros catequistas.

Como podrán imaginar, la raíz de todo eso habría que buscarla no en nuestro trabajo parroquial, sino más bien en viejos conflictos: la falta de tierras, luchas por el poder...

Pero, desgraciadamente, todo ese rencor acumulado ha ido tomando en los últimos años la forma de una guerra entre religiones; o entre distintas prácticas de una misma religión, si lo prefieren.

―Todavía me cuesta creerlo... Una noche varios de mis catequistas subieron hasta aquí y destruyeron el altar.

Pero personalmente yo no creo que destruyendo los santuarios paganos vayamos a conseguir conversiones en masa al cristianismo.

La deidad Pascual Abaj, situado en su altar en la cima de la colina Turk'aj, a 1200 metros del centro de la localidad de Chichicastenango ( Guatemala ). A la izquierda se ve una cruz cristiana, y a la derecha hay un crucifijo , que indican la presencia de un fuerte sincretismo religioso .
Primer plano de la deidad Pascual Abaj, completamente vandalizado en las últimas décadas.
Un peticionante acompaña al chamán que realiza una ofrenda para interceder ante el dios Pascual Abaj.
Último tramo de la calle desde la ciudad de Chichicastenango (1200 metros).
La deidad Pascual Abaj tal como se veía en 1948, antes de ser vandalizada por «ladinos» antipaganos católicos. Nótese la ausencia de cruces cristianas.