A diferencia de otros países latinoamericanos, en Costa Rica no surgió la tradicional pugna entre conservadores y liberales.
[2] A partir de entonces y tras la derrota de los monárquicos, casi todos los presidentes costarricenses serán liberales, lo que no evitaría que se dieran golpes de estado, dictaduras y guerras entre facciones rivales, aunque las diferencias entre los bandos serían más personalistas que ideológicas, pues la ideología económica y política a aplicar no estaba en cuestión; era el liberalismo.
Entre algunos de los liberales más notorios de este período se encuentran el primer jefe de Estado costarricense Juan Mora Porras, su sucesor Manuel Aguilar Chacón, el dictador Braulio Carrillo Colina quien fue a su vez derrocado por el liberal hondureño Francisco Morazán, a su vez derrocado y ejecutado para evitar la invasión del país por sus planes reunificadores.
[3] Tan vinculado estuvo el liberalismo a la masonería que el obispo Víctor Sanabria Martínez prácticamente las homologaba: En todo caso, la mayoría de presidentes y ministros entre José María Castro Madriz y León Cortés Castro fueron masones.
[8] A pesar de ello Rodríguez haría poco por cambiar el modelo liberal o retrotraer las medidas anticlericales.
Figueres gana casi sin oposición en 1953 y es sucedido por Mario Echandi, un liberal y fiel ulatista, en 1958 en parte gracias a que los socialdemócratas van divididos mientras que los calderonistas votan en bloque por Echandi quien prometió traer de regreso a Calderón de su exilio en México.
[19] Nuevas derrotas consecutivas de la oposición dispersa sucederían en 1970 y 1974 nuevamente motivándolos a unirse en la Coalición Unidad postulando al disidente liberacionista Rodrigo Carazo,[18] no obstante, para esta época el liberalismo costarricense se encontraba en quizás su peor momento.
Las dos tendencias mayoritarias del país eran el liberacionismo socialdemócrata y el calderonismo socialcristiano que distaban mucho de las ideas económicas liberales, y se limitaba a participar en coaliciones antiliberacionistas en minoría frente al mucho más robusto calderonismo que componía las bases estructurales de dichas coaliciones.
En ese momento se perfilaba como la principal fuerza política a la derecha del PLN y por tanto como el principal partido de la derecha nacional, en especial ante el PUSC golpeado por los escándalos que involucraron a dos de sus expresidentes.