Paredón de los Mártires

[1]​ En el muro de adobe todavía se observan los agujeros que dejaron los balazos incrustados.

Los hechos sucedieron el 29 de noviembre de 1816, día en el cual se celebró un desfile del cuerpo de infantería, que cruzó por la Iglesia de San Laureano, llevando consigo a los mártires José Cayetano Vásquez, Juan Nepomuceno Niño, José Joaquín Camacho y el Teniente Coronel José Ramón Lineros, que fueron obligados a arrodillarse para recibir la absolución.

A las diez de la mañana fueron ejecutados en el "Paredón", permaneciendo sus restos mortales exhibidos como ejemplo, hasta que finalmente fueron enterrados en una fosa común en la Ermita de San Laureano.

Posteriormente los restos mortales fueron llevados a la Catedral de Tunja, donde fueron nuevamente sepultados.

En honor a ellos se encuentra una inscripción que dice: "Eternamente vive quien muere por la patria".