El término procede del griego (παράφερνα, compuesta de παρά, pará ‘junto a, al margen de’ y φερνα, ferna ‘dote matrimonial’) y, en la Roma Antigua, parafernalia (plural neutro del adjetivo parafernal, -alis) sirvió para referirse a los bienes que la mujer conservaba como propios después del matrimonio (parafernalia bona), en oposición a los bienes dotales (bona dotalia), que eran los aportados en la dote.
El marido no puede vender, apropiarse, o transferir los bienes considerados parafernalia de su esposa sin su consentimiento.
[3] Los cambios en la sociedad y su reflejo en las leyes han hecho obsoleto el concepto jurídico de parafernalia.
Por ejemplo, en el cine mexicano el actor Eulalio González ("Piporro") hace uso de esta palabra en casi todas sus películas, refiriéndose a cualquier cosa o situación a modo de muletilla: Déjame, voy por las parafernalias; estas parafernalias están chulas, etc.
En otros géneros literarios parafernalia puede referirse a los accesorios necesarios para consumo de drogas.