Papel pintado

Su primer éxito se produjo con la Revolución industrial gracias al abaratamiento de su fabricación por la mecanización.

Este tipo de papel es muy recomendable para lugares expuestos a la humedad, como cocinas y baños.

Son papeles con una capa de barniz que los protege, pudiendo lavarse, pero no tan fácilmente como los vinílicos.

Otro de los best sellers son los papeles pintados efecto ladrillo, dan un toque muy vintage a tu decoración Algunos papeles vinílicos van preencolados, pero lo normal es que el pintor o el dueño de la casa tenga que aplicarles cola en la parte posterior para fijarlos a la pared.

El papel pintado se puede colocar en cualquier habitación de la casa incluida la cocina y los baños así como en otros espacios como comercios, hoteles, restaurantes, etc.

Antes de colocar el papel pintado,[2]​ es necesario preparar las paredes sobre las que se va a actuar.

En caso de paredes empapeladas, es necesario levantar los papeles anteriores utilizando un material desencolante y raspándolo con rasquetas.

En el supuesto de superficies muy irregulares, es conveniente alisarlas introduciendo masilla en los orificios o aplicando escayola en las zonas hundidas.

Entonces, se coloca el paño en la pared comenzando desde su parte más alta y extendiéndolo hacia abajo.

Algunos revestimientos murales están montados sobre arpillera, por lo que pueden pegarse a una pared que haya sufrido diversas alteraciones, aumentando así la insonorización de una habitación (aunque es necesario un revestimiento para obtener un acabado liso).

Habitación decorada con papel pintado
Papel tapiz de papel en la pared del apartamento
Papel pintado a rayas