Fue creado por Giovanni Caselli hacia la década de 1860, y fue el primer dispositivo que tenía un servicio práctico que podía transmitir a distancia escrituras en mano, firmas o dibujos.
El principal problema que le surgió era conseguir una perfecta sincronización entre la parte transmisora y la parte receptora del pantelégrafo, puesto que si no se sincronizaban, no podía hacer una buena transcripción de un mensaje.
[2] El primero, en 1846, consiguió reproducir imágenes sobre papel empapado de ferrocianuro potásico, siendo mejorado el procedimiento por Bakewell.
El año 1856, Leopold II, Gran duque de la Toscana, mostró interés en el trabajo de Caselli, y el año siguiente viajó a Paris con el ingeniero Gustave Froment, para llevar a cabo la construcción del primero pantelégrafo.
Caselli, consiguió efectuar con éxito el experimento a una distancia de 140 km, mandando un mensaje con la firma del compositor Gioacchino Rossini.
Cada vez que recibía un impulso eléctrico, el cianuro de potasio se volvía azul.
El aparato receptor reproduce la imagen transmitida puesto que está impregnado con ferricianuro de potasio, que se oscurece cuando se pone en contacto con una corriente eléctrica.