Puede asociarse con la ansiedad y no necesariamente indica una anormalidad estructural o funcional del corazón[cita requerida], pero puede ser un síntoma que surge de un latido rápido e irregular.
Reducir el estrés y la ansiedad también puede ayudar a disminuir la frecuencia o intensidad de las palpitaciones cardíacas.
Además, conviene no quedar recibiendo efectos que provengan del exterior y provoquen palpitaciones.
Si las palpitaciones son simplemente una aceleración del ritmo de los latidos del corazón que inquieta al paciente, pero su corazón y su salud general se mantienen suficientemente estables, es posible ralentizar ese ritmo directamente, desacelerándolo mediante unas maniobras físicas, las cuales[1] son llamadas maniobras vagales.
El padecer síntomas adicionales (dificultad respiratoria, dolor torácico, sudoración inusual, vértigo o mareo), o una irregularidad grave en los latidos, podría indicar que el problema es mayor, lo que requeriría llamar a los servicios médicos de emergencia (hay una lista con sus números de teléfono aquí).