Aunque solo se puede estimar el tamaño medio de forma muy aproximada, las aves encontradas tenían una altura en vida entre los 110 y 140 cm (algo más grandes que el pingüino emperador), situando a esta especie y a su congénere Palaeeudyptes marplesi entre los pigüinos más grandes conocidos.
Es la única especie perteneciente a Palaeeudyptes conocida que sobrevivió hasta época más moderna, aunque no ha sido posible determinar con exactitud el período durante el que vivió.
[1] Hay una datación más antigua a partir de otros huesos encontrados en la formación La Meseta, en la Isla Seymour procedentes del Eoceno (34 a 37 millones de años),[2] lo que supone un rango temporal muy grande, y no es completamente seguro que todos los huesos pertenezcan a una sola especie.
Solo hay un fósil inequívocamente asignado a esta especie, pero hay numerosos huesos más que se han encontrado que también podrían pertenecer a ella.
Cuando se encontraron fueron asignados de forma poco crítica a P. antarcticus, simplemente porque en la época no se conocían otras especies de grandes pingüinos y todavía no han sido revisadas según los parámetros científicos actuales.