La finca en la que se encuentra tiene dos entradas, una en el paseo, y la otra en la esquina con Salustiano Olózaga.
[2] El banquero acababa de atravesar una buena racha en la bolsa, que había incrementado su fortuna.
En esta planta se situaba un salón en la crujía que daba al jardín delantero, el comedor y las alcobas.
[4] Debido a la configuración de la finca, con un frente reducido y una gran profundidad, la planta del edificio tiene ligeramente más fondo que anchura, pero el efecto es imperceptible al contar todas las fachadas con el mismo número de huecos.
El acceso al vestíbulo se hace a través de estos tres arcos.
En la planta superior estos arcos, que dan al salón principal, se corresponden con tres vanos enmarcados por pilastras corintias y adintelados con profusa decoración plateresca, que se acentúa en el vano central, el cual aparece enmarcado por delicadas columnas exentas.
En 1905, el banco encargó una primera ampliación, obra del arquitecto Valentín Roca Carbonell.
En 1999, al ser absorbido Argentaria por el BBV, pasó a ser propiedad de la nueva entidad, el BBVA.
Pascual y Colomer diseñó unos jardines que actuaban de complemento al palacio.
En ella aparece una verja situada frente al paseo de Recoletos sostenida por columnas coronadas por bustos.
En el centro una puerta monumental similar a la puerta principal del Real Jardín Botánico diseñada por Sabatini: vano de medio punto flanqueado por columnas dóricas, que sostienen un entablamento y un frontón, en el que aparece el escudo del Marqués de Salamanca.
[7] A su espalda, aparecían diversos ejemplares del arbolado que comprendía el jardín delantero.
Este cierre monumental desapareció en 1859, al alinearse el paseo de Recoletos y perder unos metros la finca por dicho lado.