En el solar que ocupaba el palacio se encontraba un palacio perteneciente a los duques de Osuna,[1][2] que luego pasó a los marqueses de Castro Serna.
El palacio fue adquirido para ser residencia de los infantes María Teresa y don Fernando.
Fue construido en breve tiempo por el arquitecto Luis de Landecho y su ayudante, Gallego.
[5] Tras la muerte de la infanta, siguieron viviendo en el palacio su viudo e hijos, hasta 1931.
El palacio contaba con planta baja, principal, segunda y una última donde se situaban los cuartos de servicio.