Le encargó la reconstrucción de un edificio ya existente al arquitecto Karl Friedrich Schinkel, que hizo lo propio entre ese año y 1827.
Combinó la «típica organización italiana con formas renacentistas y detalles griegos».
[2] En este sentido, Gamboni (2007) señala que en el lugar se insertaron en varios sitios fragmentos arquitectónicos bizantinos y medievales, esculturas y sarcófagos que el príncipe Carlos recolectó de sus viajes a Italia y otros puntos de mar Mediterráneo.
[6] En un primer momento se amplió una antigua casa de billar y se modificó para ser un casino con vista al lago; entre 1825 y 1827 la finca pasó a ser una villa clasicista.
[1] La fachada, simétrica y «modesta en escala»,[2] es de estilo neoclásico.