Sus dos composiciones más célebres son los boleros "Sentencia" y "Conozco a los dos".
Finalizando su bachillerato, se traslada a San Luis Potosí para continuar la carrera de jurisprudencia, más por complacer a su padre, que por convicción propia.
Pablo Valdés Hernández ya estaba listo para encabezar aquella generación.
Sus personales ejecuciones pianísticas le fueron abriendo paso en la radio y fue así muchos músicos fueron interpretando sus composiciones.
A su muerte, sus restos fueron trasladados a su ciudad natal y colocados en la cripta familiar al lado de sus padres y algunos de sus hermanos, ubicada en el Panteón Municipal.