Pabellón de Colombia (Exposición Iberoamericana)

Rozo se encontró con una edificación que hacía referencia a la arquitectura religiosa del barroco latinoamericano e inició la proyección de la ornamentación, inspirada en el arte precolombino de las culturas Maya, Chibcha, Tolima y San Agustín, entre otras.Rozo además diseño la ornamentación en hierro del portón, con formas inspiradas en los pectorales de Tierradentro y la orfebrería Tolima.Las torres fueron decoradas con columnas salomónicas que enmarcan a cuatro deidades alegóricas: la navegación, la agricultura, el comercio y la industria.Asimismo, hay un friso cerámico a lo largo de la fachada realizado por la fábrica Ramos Tejano, concebido como una pieza modular que representa máscaras rituales indígenas.[6]​ El resultado final terminó siendo un edificio sui generis, por la extraña belleza entre la conjunción de una arquitectura religiosa con una decoración sin antecedentes basada en civilizaciones precolombinas.Este invaluable tesoro colombiano fue sin embargo, pedido en préstamo a España para su muestra pública en el evento.
Rómulo Rozo y la Bachué en el patio interior del pabellón, c.a., 1929.
Fachada del pabellón de Colombia.