La Cumbrilla y el Lomo de Las Bodegas son dos lugares que mantienen una forma de vida tradicional basada, principalmente, en la agricultura y la ganadería.
El sendero continúa con una subida inicialmente muy suave, atravesando la cabecera del Barranco de Anosma.
Desde aquí continúa casi llaneando, bordeando la cabecera del Barranco de Ijuana, siempre entre monte y antiguos bancales de cultivo, en su mayor parte abandonados.
Aproximadamente a la mitad del recorrido está el Lomo de Las Casillas, lugar donde se conservan algunas muestras de la arquitectura doméstica tradicional, y que fue abandonado por sus habitantes hace muchos años, por su mal acceso.
A partir de aquí, comienza el descenso final, por un camino zigzagueante que pasa por zonas de vegetación mucho más secas, correspondientes al antiguo bosque termófilo.