Esta ecorregión es esencial para la invernada de muchas especies de aves paleárticas, como el ánade silbón europeo (Anas penelope), el pato cuchara común (Anas clypeata), el combatiente (Philomachus pugnax) y el archibebe claro (Tringa nebularia); además, otras tres especies paleárticas crían aquí: el águila real (Aquila chrysaetos), la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y el tarro canelo (Tadorna ferruginea).
Entre las especies amenazadas están el águila moteada (Aquila clanga), el águila imperial oriental (Aquila heliaca), el cernícalo primilla (Falco naumanni), el aguilucho papialbo (Circus macrourus), la grulla carunculada (Bugeranus carunculatus), el rascón etíope (Rougetius rougetii) y el bisbita abisinio (Macronyx flavicollis).
Otras especies características son el colinegro abisinio (Cercomela sordida), el astrild abisinio (Estrilda ochrogaster), el francolín etíope (Francolinus psilolaemus), el zorzal hormiguero de Rüppell (Myrmecocichla melaena), el serín de Ankober (Serinus ankoberensis) y la avefría pechipinta (Vanellus melanocephalus).
El endémico sapo etíope (Altiphrynoides malcomi) ha evolucionado de manera que su fecundación es interna, y los huevos se desarrollan en el suelo húmedo.
Una amenaza más importante es el calentamiento global, que podría reducir la extensión de esta ecorregión o incluso hacerla desaparecer.