Tanto las plumas primarias y secundarias (estas últimas son extremadamente largas, al punto de casi tocar el suelo) de sus alas, cuanto las del pecho inferior y vientre y las de la cola son color negro profundo.
Sobre esta piel, se observan verrugas de distintas dimensiones que le dan su nombre al animal.
Machos y hembras son prácticamente indistinguibles, aunque, por lo común, los ejemplares masculinos tienden a poseer un mayor tamaño.
Vestigios paleontológicos indicarían que la grulla carunculada supo extenderse, en tiempos pretéritos, por toda la costa occidental africana.
La destrucción, alteración y degradación del medio ambiente natural son las principales causas que han colocado a la supervivencia de la grulla carunculada en estado de vulnerabilidad.