Desde el punto de vista del EZLN, La Otra Campaña busca escuchar al pueblo mexicano, a los organizados y a los que no lo están, a todos aquellos que desde abajo y a la izquierda busquen cambiar el actual estado de la sociedad, siempre regidos por ciertos principios, como son: el anticapitalismo, la horizontalidad, la equidad y varios más que el propio movimiento irá definiendo en su caminar.
En junio de 2005, el EZLN lanza una nueva iniciativa, la Sexta Declaración de la Selva Lacandona,[1] donde llama, desde sectores políticos hasta individuos, a organizarse en un movimiento nacional, que busque la reestructuración de las relaciones sociales, el conformar un Programa Nacional de Lucha y crear una nueva constitución política que rija en toda la República Mexicana, donde se consideren las demandas del pueblo mexicano.
En su mensaje de clausura, el Subcomandante Marcos puntualizó que el EZLN proponía como “urgente y básico” la solidaridad y el apoyo entre todas y todos los que formarían La Otra Campaña: “lo primero que tiene que hacer La Otra Campaña es ver por todos los adherentes, es decir, lo que le pase a uno de nosotros no podemos permitirlo, y nos vamos a movilizar con todos los medios civiles y pacíficos que tengamos, para protegerlo, apoyarlo, solidarizarnos con él […] porque el reflejo inmediato de una organización es proteger a quienes forman parte de ella”.
Esta nueva organización nacería dirigida directamente por la Comisión Sexta del EZLN, de la cual Marcos, nombrado su Delegado Zero, formaría parte; y, a diferencia del Frente que le antecedía, se ingresaría a ella sólo a invitación expresa de dicha Comisión.
Al principio, estas luchas y movimientos no tenían suficiente resonancia, pues, tanto los medios comerciales como buena parte de quienes organizaban los eventos y encuentros entre Marcos y los distintos grupos, colectivos y organizaciones que se habían adherido a la sexta declaración zapatista, ponían más atención a lo dicho por el Delegado Zero, que a lo manifestado por sus propios compañeros.
Así, la Comisión Sexta del EZLN y su Delegado Zero llegarían al Distrito Federal, donde una cauda de organizaciones, colectivos, grupos y personas de la variopinta izquierda adherente le esperaban con una agenda que incluiría eventos masivos en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Plantel Xochimilco y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); la participación en el Primer Encuentro Nacional Obrero o en la manifestación por Otro Primero de Mayo, que haría referencia a los trabajadores mexicanos en el extranjero; así como reuniones con adherentes por sectores (niños, mujeres, trabajadores de la salud y artistas).
Tres años después, cuando las llamadas elecciones intermedias estaban a la vuelta de la esquina, algunos articulistas opinaban en los medios impresos y electrónicos que cada uno de los partidos políticos con registro legal tendría que definir claramente su postura ante un electorado que ya no veía a la democracia como un ejercicio a través del cual delega su soberanía en las decisiones de otros, sino como un abanico de posibilidades y mecanismos diversos de los que podría hacer uso para ejercer esa misma soberanía con sus propias manos.
[12] Movimientos populares o ciudadanos contra proyectos emprendidos por los gobiernos neoliberales panistas como la construcción de un aeropuerto en San Salvador Atenco, en 2001, o la destrucción de patrimonio natural y cultural en el ex Casino de la Selva, en Cuernavaca, en 2003, parecían ser algunos botones de muestra de que la gente no había votado “por un mero cambio en la decoración y el maquillaje gubernamentales; y que cada vez más el pueblo mexicano vigilaría a sus gobiernos […] y los modos en cómo estos conducen al país”.
[13] En este contexto se insertaría La Otra Campaña tres años después; pero no sólo.
Aun así, los maestros retomarían la plaza principal de Oaxaca y lograrían retener al subdirector operativo de la policía ministerial, Margarito López, y a siete elementos más, que serían utilizados para intercambio por educadores presos.
Así también, expresó los límites y vicios que se han manifestado al interior de la misma Otra Campaña y su respeto, por un lado, para con el movimiento en contra del fraude electoral que impuso a Calderón Hinojosa como presidente de México y su crítica, por otro lado, a lo que llamó el “lopezobradorismo ilustrado”; saludando por último la lucha de la APPO y el magisterio oaxaqueño.
Que la conclusión de "este análisis, discusión y definición se realice fundamentalmente, en el lugar donde se decidió la adhesión: pueblo indio, organización política o social, ong, grupo, colectivo, familia, individuo [porque] es ahí donde cada quien resiste y lucha; [generando] un debate intenso, pero siempre respetuoso, sobre las ideas y propuestas de cada quien".