Oscurecimiento

En altitudes elevadas, el efecto puede extenderse a grandes áreas, cientos de kilómetros.

El efecto fue tan desconcertante que tanto los soviéticos como los estadounidenses rompieron la moratoria de prueba informal que existía desde fines de 1958 para realizar una serie de pruebas para recopilar más información sobre los diversos efectos a gran altitud como el dicho apagón y el EMP (electro-magnetic pulse: ‘pulso electromagnético’).

Al estallar una ojiva en la atmósfera superior justo más allá del alcance de los misiles de defensa, un atacante puede cubrir una amplia área del cielo detrás de la cual no se pueden ver las ojivas que se aproximan.

Cuando esas ojivas emergen del área de apagón, puede que no haya tiempo suficiente para que el sistema defensivo procese la información de seguimiento y las ataque.

Los diseños posteriores de defensa antimisiles utilizaron radares que funcionan a frecuencias más altas en la UHF y región de microondas para mitigar el efecto.